Aula de 1 a 2 años

Pequeños exploradores de emociones

A partir de los 12 meses el niño muestra afecto, comienza a mostrarse amoroso.


Besos y abrazos no se hacen esperar a medida que explora las sensaciones agradables que trae consigo el contacto físico.
Son varias las fases emocionales que el niño va a pasar a lo largo de un mismo día "Emociones a flor de piel".

A esta edad el pequeño necesita que atendamos a sus necesidades emocionales dedicándole tiempo al contacto físico: Abrazarlo, tocarlo y besarlo.
A partir de los 18 meses comienza una etapa emocional de difícil manejo, ya que se enfrentan sus necesidades de dependencia con su deseo de independencia y autonomía.
Es en este momento donde el niño conoce el sentimiento de frustración generando un conflicto en sus actitudes.

De la risa al llanto, a la rabieta y vuelta a la risa, los pequeños exploradores viven cada una de sus emociones como si fuese la única y ese es su camino para conocerlas mejor.
Ellos las exploran y nosotros les guiamos.

En esta etapa el niño avanza hacia la autonomía y mantiene la curiosidad por lo que le rodea, lo que hace que las habilidades motoras se desarrollen a gran velocidad.

Se inicia la bipedestación, la deambulación y, al final de esta etapa, el niño será capaz de dominar multitud de movimientos, cada vez más complejos, como comenzar a correr, subir y bajar escaleras o lanzar una pelota.


Continúa con su proceso de aprendizaje, aumentando su capacidad de observación e imitación.


Su nivel comprensivo va a dar un salto muy relevante y su nivel expresivo irá aumentando de manera notable.


Las emociones empiezan a desarrollarse y para eso necesitan de un ambiente de seguridad donde puedan expresarlas con confianza.


El niño/a pasa de ser un bebé absolutamente dependiente a ir adquiriendo un mayor nivel de autonomía.

Pequeños exploradores de emociones.

  • Estimulación sensorial, la experimentación y manipulación de objetos.
  • Estimulación del lenguaje.
  • Circuitos motores.
  • Coordinación de estrategias entre padres y educadores.
  • Desarrollo autónomo y la comunicación entre iguales.
  • Espacios para el aseo, la alimentación, el juego y el descanso.
  • Respeto por los ritmos biológicos de cada niño.

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